No va a ser lo mismo ir a la tienda y hacer la compra…cada vez que llenemos el carro recordaremos el sonido del timbre de la puerta y ver al otro lado de la ventanilla a algún querido vecino con un detalle de generosidad, con algo de su despensa para hacernos saber que están felices con nuestra presencia, de la pequeña aportación cultural que hacemos en este entrañable pueblo. Ahí va el último trueque del verano…